Autopsia de un Corazón Roto

En él había rastros de dolor,
surcos dejados tras el paso de las lágrimas.
Bajo la luz de la luna,
se apreciaba un ligero resplandor
color melancolía
e impactos de traición.
En su interior
lo que alguna vez fueron latidos
dejaban un vacío inconfundible
con el espesor exacto de la amargura.
El rojo que alguna vez fue suyo
había quedado reducido
a un marchito azul grisáceo.
Y la alegría que desbordaba en vida
se había esfumado-evaporado.
El dictamen era claro, no había duda:
el fiel cadáver de un corazón roto.