Miedo I
Miedo me da
confesarte lo que siento.
De que mi vida se defina
antes de ti - después de ti.
De que sigas inspirándome,
retándome, importándome.
Miedo de que seas tú
quien rediseñe mis esquemas,
de convertirte en mi leyenda
y que seas tú mi religión.
De hacerle caso al corazón.
Tengo miedo de tus hadas,
tus estrellas, tus manías;
de tu sonrisa y de tu risa;
de la forma en que acaricias
tu cabello; cómo miras.
Miedo a tu sol y de tu voz,
miedo a tus “no sé”
porque no sé qué significan.
Tengo demasiado miedo
de llegar a perder la noción del tiempo,
de que una hora contigo
sea un minuto a tu lado
y que un segundo sin verte
se multiplique por dos, tres o cuatro.
Que tu tristeza me entristezca
y que me alegre tu alegría,
tu seriedad me ponga serio
y que tu muerte sea la mía.
De que el hablar con tu recuerdo
sea la mejor manera que he encontrado
de poder perder el tiempo
sin sentir realmente que lo pierdo.
De que un
“no hace falta que vengas a verme”
baste para salir corriendo a verte.
De que seas parte de mi historia
la principal protagonista,
de que seas tú mi heroína.
De que descubras en mi alma
un ser oculto que te ama.
De que seas tú mi certidumbre
y que un abrazo tuyo sea
lo que detenga mi derrumbe.
De que tus labios y los míos
se digan todo con un beso.
Me da miedo que me enfermes
y de tu nombre ser adicto.
De entregarme y darlo todo
de dar el ciento diez por ciento
y no pedirte nada a cambio.
De que seas lo mejor de mi vida.
Miedo de ti, es cierto
porque me estoy enamorando,
porque me estás enamorando.